El País de los olvidos….De Oca a oca y tiro porque me toca

Todavía me retumban los oídos y me vienen a la cabeza los primeros días de la llegada de la pandemia a nuestras vidas, del estado de alarma y la situación de tantos y tantos días de incertidumbre, abrumados por la situación sanitaria, la cantidad de personas fallecidas, de familias afectadas y con miles de problemas alrededor. Y repitiéndose la situación con cada ola y con cada nueva noticia que el gobierno de nuestro país nos hacía llegar, provocando el pánico absoluto en muchísimas ocasiones y manipulando de forma reiterada la información a cada paso, a cada instante.

Que la pandemia ha provocado un antes y un después en nuestras vidas es una realidad clarividente, la misma realidad clarividente de que vivimos en una sociedad absolutamente manipulada y movida por los intereses de unos pocos por encima del bien común y con un descontrol absoluto de las situaciones y de la gestión de las mismas.

En mis 46 años de vida creo que han sido estos dos últimos años el fiel reflejo de la dureza de la vida, de encontrarnos de frente con situaciones absolutamente angustiosas y graves, viviendo al filo de la angustia y haciéndonos miles de preguntas en las que nunca hemos encontrado la respuesta: una pandemia gravísima a nivel mundial, Filomena, el volcán de La Palma, y continuó la pandemia acrecentada en nuevas versiones de la misma, pero parece ser que ya no existe o que ya se terminó, a sabiendas de que hay muchas personas que siguen pasando el Covid y que siguen afectadas enormemente; pero, a todos los efectos, esto ya no toca porque llegó la guerra y ahora mismo dominado el mundo por un loco egocentrista radical que está llevando todo a las máximas consecuencias, el mundo al límite y miles de personas inocentes muriéndose y sufriendo.

Son tantas cosas y tantos acontecimientos seguidos que, sinceramente, es complicado asimilar todo de forma rápida y entender, nada es entendible, que algo estamos gestionando mal, algo está fallando, algo no estamos haciendo bien, hay una pérdida de principios y de valores que va creciendo cada vez más y en aumento considerable y mi pregunta constante es ¿quién va a frenar esto? ¿a dónde vamos a llegar? ¿Qué debemos hacer? Y mientras La Oca en movimiento, de oca a oca y tiro porque me toca.

 

ANA DE LA PEÑA FERNÁNDEZ-GARNELO
Directora Global Rull y Asociados